El físico nuclear Otto Frisch nació en Viena, Austria, en el año 1904. Se radicó en Inglaterra en 1934. Fue el primero en observar la gran cantidad de energía liberada en la fusión del núcleo de uranio. Durante una entrevista manifestó:
Creo que se recordará en este siglo por sus grandes adelantos en la física, se inició con la hipótesis de Plank según la cual la emisión y absorción de luz por la materia no se realiza de forma continua sino por medio de las partículas que denominamos fotones. Éste fue el primer paso en la creación de un sistema completamente nuevo, la teoría de los cuantos, que nos ha permitido entender con una precisión increíble la estructura de la materia. Esta construcción de conceptos nuevos, que todavía continúa, es sin duda, una de las mayores hazañas de la mente humana.
La teoría cuántica nos enseñó que cualquier intento de explorar una
cosa tiene irremediablemente un efecto sobre la misma. En la vida cotidiana el efecto es casi nulo, pero llega a ser significativo cuando se estudian cosas muy pequeñas como por ejemplo, átomos o los constituyentes de éstos. La teoría cuántica vació de sentido frases como «esto es así» y todo lo que podemos decir es «hemos observado esto».
Cuando observamos la velocidad de una partícula, cambiamos su posición y viceversa; de manera que nuestro conocimiento simultáneo de ambas magnitudes implica un grado de indeterminación descrito por las relaciones de incertidumbre de Heisemberg. Por eso, no podemos predecir con precisión el movimiento futuro de la partícula. Reaccionamos a los estímulos de una manera compleja y sutil, la cual depende de nuestra composición genética, de la educación recibida y de todas las múltiples experiencias de nuestra vida.
Esto es posible sólo porque nuestro cerebro es un sistema muy seguro, que trabaja de manera casi totalmente determinista; en verdad, el cerebro fue construido muy cuidadosamente para hacer mínimas las incertidumbres que resultan de fluctuaciones cuánticas. La incertidumbre cuántica muy bien podría ser la fuente de la creatividad humana, y aún de la libertad humana. Los efectos cuánticos hacen posible el proceso de la evolución biológica. ¿Tiene acaso el mundo, realmente, una cantidad infinita de dimensiones, de las cuales podemos percibir sólo tres con nuestros sentidos? Pienso que éste es un aspecto muy inquietante de la teoría cuántica. Hoy la teoría de la relatividad general es una parte firmemente establecida, no sólo de la física, sino también de la ingeniería. El matrimonio de la teoría de la relatividad general con la teoría cuántica condujo a la predicción de las antipartículas y a su posterior descubrimiento. Por ejemplo, el positrón es la antipartícula del electrón, y viceversa: tienen la misma masa, pero propiedades electromagnéticas opuestas. La teoría de la relatividad es importante para la astrofísica.
La materia se compone de átomos; los átomos de electrones y núcleos; los núcleos contienen protones y neutrones. ¿Continuará el juego de encontrar partes más y más pequeñas de materia, y durante cuánto tiempo? Se ha propuesto que el protón consta de tres unidades o quarks, cada uno de ellas de masa mucho mayor que la del protón. Esto, absurdo a primera vista, es posible a la ecuación de Einstein; al combinar los tres quarks, se irradia la mayor parte de su masa en forma de energía. Quizás todas las partículas son elementales, pero algunas son más elementales que otras, como todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros».